domingo, 16 de enero de 2011

Telegramas Cortazarianos

Compra rojo martillo, diccionario inútil para clavar clavos.

Trae boletos tren, robé pintura museo.

Tu hijo comió raíz extraña. Se cree jugo de naranja. Todas las mañanas, sentado sobre mesa, miedo a los popotes.

Te esperamos en delta río, piratas numerosos, espadas, malas intensiones, imposible negociar, somos carnada.

No tengo dinero, cambio muebles verde malaquita. Hoy, cumpleaños del caracol manzana.

Prohibído DVD's,  perrita ciega, regreso el Martes.

Te encargo puesto algodón. Gente roba dulce volando en aire, cuidado.

Víctima de robo, colchón, ropero, sofá. Dlincuentes disfrazados reyes magos, farsa.

Falla eléctrica, compra fósforos de seguridad, si no hay, trae de inseguridad y un extinguidor.

Acribillan jóven calle Quintana Roo, diecisiete puñaladas, extra, extra, diecisiete puñaladas.

Llegaré 30 minutos tarde con el estofado de conejo. Persiguiendo por el jardín.

¿Gusta pasar al bosque?, siga los caminos.

Gracias por su compra, esto no sería una venta nocturna sin usted.

Para el americano, póngaselo de chocolate con tequila por favor.

Estabas tan ocupado jugando con el grillo que no sentiste el terremoto.

Pásele, autolavado mexicano, favor esperar a que llueva.

Nos vemos mañana, si Alá quiere.

Las onas son delicadas, complejas, indiscutiblemente perfumadas, los otos somos simples, sensatos, malhumorados.

Leer a Julio Cortázar

Leer a Julio Cortázar es....

Es como ir a un centro comercial de la mano de mamá y mientras ella te dice que va a ver los vestidos, te abandona sigilosamente, tú te sientas al borde de una fuente a llorar, sintiendo que te ahogas.

Es como olvidarse de alimentar a los cocodrilos al amanecer, con terribles consecuencias.

Es como irse de compras a Tijuana, México y al pagar un artículo, encontrarse con la cartera vacía y cubierta con pelo de gato.

Es como tener tanta pereza de levantarse de la cama y soñar que te levantas, te quitas la ropa, te metes a la regadera, te secas apresuradamente, te vistes con una limpia y cómoda pijama. Al despertar del sueño, sigues cubierto con tu propio vómito y tus ilusiones.

Es como meterse con repugnancia un gordo escarabajo de estiércol a la boca y tras morderlo, descubrir una sensación placentera en su consistencia gelatinosa y su sabor a chocolate.

1. Artimaña sentimental de la Araña Mántrica

-Mamá ¿qué le pasa a la araña mántrica?
-¿Cómo que qué le pasa mijo?
-Sí, me está viendo con sus ocho ojos.
-No le hagas caso, ándale cómete tu cereal.
-No puedo, la araña mántrica me está viendo y me pone nervioso.

La mamá lanza una mirada represora en dirección de la araña, ésta desvía cuatro ojos hacia el televisor. El niño por fin termina su desayuno.
La araña mántrica se siente ultrajada, regañada sin motivo, y mueve sus patas sincrónicamente en señal de protesta, la mamá se sienta a la mesa con un café en mano.

-¿Vas a ir a cazar hoy?

La araña agita sus patas, sigue protestando.

-Pues hoy será un buen día, la marea está alta.

El ruido del mar entró por la ventana abierta, le siguió una gaviota que aprovechó para robarse una rebanada de pan tostado. La mamá se disculpó, debía apresurarse y salió de la cocina. La araña se fue al cuarto de televisión y se sentó junto al niño caprichoso.

Ambos se miraron por un instante y se ignoraron con muecas de indiferencia. A la araña se le ocurrió una artimaña sentimiental para hacerse con el control del televisor, pero su estómago rugió fuertemente y tuvo que salir por fin, a cazar atunes.

Cuauhtémoc Velázquez

La araña mántrica - Introducción

La araña mántrica es un arácnido de tres metros de diámetro, su cuerpo verde está cubierto de ramas y hojas, cuando va a cazar, se acerca lentamente a su presa y se detiene junto a ella, inmóvil. Mientras la presa está tranquila, la araña mántrica parpadea con sus ocho ojos y sonríe. Son perfectas cazadoras, corren al mar y encanjando sus colmillos en las olas, pescan atunes. Los pescadores de la zona las utilizan para cazar robándoles su comida.

Boris Vian

En su libro "La espuma de los días" Boris Vian propone imágenes deliciosas: una anguila curiosa sacando la cabeza a través del grifo de agua fría para merendarse la pasta dentrífica sabor naranja. Desafortunadamente aún no he terminado de leer el libro y no seguiré habando más de él pues considero de mala suerte hacerlo. En cambio, propongo una imagen surrealista con la cual estoy algo satisfecho: Un pulpo tímido se desplaza por el suelo arenoso del fondo del oceano, se encuentra una cabina telefónica británica color rojo y con toda naturalidad se mete en ella utilizando un flaco tentáculo. Después de una leve pausa, comienza a marcar un número.